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Los elegidos

LOS FALSOS MESIAS

 

El Apocalipsis nos habla de los falsos Mesías, como una  clara señal del final de los tiempos y es la prueba indiscutible de que ya estamos en ese momento: temido por los catastrofistas y apóstatas del fin del mundo, esperado por quienes sabemos que el final es el cambio de mentalidad, el cambio de una era, el salto evolutivo.

Los falsos Mesías proliferan, desgraciadamente hay demasiados. El despertar, el vivir experiencias trascendentes ha llevado a muchos a sentirse “maestros”, seres superiores.

Pero mis queridos amigos eso es un gran error. El camino hacia la luz esta plagado de escollos, pruebas indiscutibles que debemos pasar para templar nuestro carácter.

El camino es un gran laberinto, pesado, intrincado y doloroso. Solo aquel que puede comprender el dolor de los demás en un acto de amor y no de superioridad, ha encontrado la senda verdadera.

He conocido a demasiadas personas que tras mucho tiempo de estudio y dedicación, se sintieron tan poderosos que la soberbia los atrapó en sus   garras y la caída fue muy rápida.

Porque la soberbia es directamente proporcional a la ignorancia. La  soberbia es la señal de no haber entendido el mensaje.

Entre las afirmaciones del Maestro San Germain está : “YO SOY DIOS EN ACCION”, pero eso no significa que yo como ser individual, como ego sea superior a otros seres vivos, significa que he logrado descubrir y sentir mi  esencia divina y cuando eso se descubre verdaderamente, se siente un profundo amor al universo acompañado de humildad, sino hay amor y humildad no ha habido evolución.

He conocido a grandes personajes con un gran conocimiento de los que emana amor y humildad y personajillos, algunos con una aparente cultura otros ni siquiera se han preocupado de aprender. Los primeros han incorporado culturalmente muchas lecturas, frases y nombre famosos  a su verborrea, pero ese no es el camino ya que no es solo una cuestión cultural, sino de experiencia y comprensión del universo, desgraciadamente repiten como loros  lo aprendido con una soberbia sin parangón, intentando manipular a los demás y en muchos casos cuando  lo consiguen se siente GURUES, crean sectas y llevan al desastre a su seguidores confundiéndolos y volviéndolos esclavos de sus caprichos y decretos . Los segundos no creen necesario aprender, se guían únicamente  por sus instintos, no logran separar sus alucinaciones histéricas de las verdaderas experiencias   (si  es que las han tenido alguna vez).  Tantos unos como otros ambicionan tener poder sobre los que inocentemente se acercan a ellos para iniciar el camino, se transforman en dictadores, crean dogmas y leyes universales absurdas, fruto de su afán por figurar, por destacar, por sentirse superiores.

Estos son  los falsos Mesías que tanto daño hacen y de los que hay que alejarse.

El verdadero maestro está dentro de nosotros mismos, es el  Dios de nuestro corazón el que nos guiará hacia la luz. Ustedes me dirán que al comienzo del camino necesitamos un guía de este mundo y es verdad, pero para saber elegirlo debe tener amor  y humildad sino no nos sirve.

Los libros son también un instrumento válido, pero no hay que leer compulsivamente.  Hay que seleccionar las lecturas luego pensar largo tiempo en  lo leído, analizar aquello que entra dentro de una lógica y eso aceptarlo como verdad, descartando  lo que no sirve, porque los libros  ¡ Benditos sean¡, han sido escritos por hombres con muy buenas intenciones pero con fallos humanos. Una vez “digeridos”, guardarlos y  de tanto en tanto releerlos, cada vez descubriremos nuevos ingredientes que nos enriquecerán.

Lo importante no es tener una gran y bella biblioteca sino una humilde y digna de la que una vez extraído el conocimiento lógico, debemos incorporar a nuestro ser y guardarla como el mayor tesoro.

Los seminarios  o talleres son un buen camino para apoyarnos en la búsqueda, pero todos esos elementos no nos sirven de nada si solo los atesoramos  para inflar un “curriculum espiritual”, con el que podamos mostrarnos a los demás como el mejor.

No existe nadie mejor ni peor, son solo pasos de nuestro camino evolutivo, pero si la soberbia nos atrapa estamos peor que el que no inició el camino, pues debemos deshacer  lo andado y comenzar de cero y los Maestro étericos no nos permitirán avanzar, porque no hay nada más peligroso que la maestría en manos de quien aún no está preparado para ello.

El camino es lento y quien marca el ritmo no es nuestra voluntad por llegar antes, sino la capacidad interior que tengamos para incorporar a nuestro ser el aprendizaje.

 Lo verdaderamente importante no es  lo maravilloso que nos vendamos a los demás eso no nos llevará al cielo, el Dios de nuestro corazón sabe muy bien  lo que hay y a El no  lo podemos engañar.

Por eso no vale solo aparentar ser bueno, debemos serlo de pensamiento y obra, si nuestros pensamientos son mezquinos, egoístas y vengativos el Dios de nuestro corazón  lo sabe,  así que la fachada que mostremos será solo una careta endeble, que caerá antes o después. Los falsos Mesías son  sólo ídolos con pies de barro.

“La verdad os hará libres...”,  porque la verdad es libertad. Conozco personas que creen estar en el camino, pero son machistas, o prepotentes, o critican a otros por su sexualidad ya se porque son gays o porque han pasado muchos amantes por la vida de tal o cual. Me dan ganas de gritar ¡ Socorro!, ¡ Que me escuchen los maestros ascendidos!, ¿ Hasta cuándo reinará la intolerancia y la arrogancia? Y  lo que es mucho peor ¿Cómo pueden llamarse seres espirituales,  de luz? Cuando no sienten amor y respeto por los demás. Siento un profundo dolor en mi corazón, me siento herida  y me sublevo y aflora mi rebeldía y contesto de mala manera. Sé que está mal hacerlo, porque yo como el que más necesito aprender mucho, pero me siento en la obligación de defender al ausente de proteger al desvalido de apoyar al distinto. El respeto hacia los demás es otro ingrediente fundamental, cada uno transita el camino  lo mejor que puede y no existe nadie a quien se le haya dado la prerrogativa cósmica de ser juez,  jurado y verdugo..

Amor, humildad y respeto son los ingredientes indiscutibles del  verdadero iniciado los otros son burdas imitaciones.

Jesús dijo : “Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra...”.

Debemos ser buenos, pero no poner nunca la otra mejilla, tampoco buscar venganza, el universo en su gran magnificencia da a cada uno lo que ha sembrado.  Quien pone la otra mejilla una y otra vez es un masoquista y eso tampoco está bien, significa no haber comprendido nuestra esencia divina, no debemos menospreciar a nadie, ni dejar que nos menosprecien.

Debemos erradicar de nuestra mente las ideas de : pecado, castigo, y falsa moral. Debemos aprender a ser libres de las ataduras culturales y religiosas que ha sumido a la humanidad en la oscuridad durante tanto tiempo.

Debemos descubrir la magnificencia del cielo en  lo que nos rodea: en un amanecer, una puesta de sol, en el canto de los pájaros, en la maravilla de las olas golpeando los riscos, en el misterio de las piedras milenarias, en el azul del cielo, en el brillo del sol, en el firmamento en una noche clara y llena de estrellas que parpadean, diciéndonos que el universo es un ser vivo en permanente expansión y crecimiento.

No se dejen atrapar por falsos Mesías dominantes, egoístas y soberbios. No acepten leyes o normas absurdas impuestas por unos u otros. “El gran pecado consiste en limitar al ser, no  lo cometas...”-  de Richard Bach en su libro ILUSIONES.

No se transformen en falsos Mesías  creyéndose especiales y superiores a los demás, porque eso si que es una gran transgresión cósmica que genera un karma durante muchos ciclos. Deben se los demás quienes los reconozcan como maestros o guías, pero  nunca autoproclamarse como tales, porque eso es el ego, y el ego es el peor consejero.

Recuerden que : amor, humildad, respeto, libertad y conocimiento son el único camino  hacia la verdad.    

  

                                                                                    Con mis mas sinceros deseos de paz profunda  para todos.

  

                                                              SILVIA MUNAFO     

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